Quizás no tengamos todo el tiempo del mundo para desperdiciarlo en nada y cuando vemos que ya se nos acaba es cuando emprendemos la marcha, a toda prisa como siempre, no importa lo que cueste siempre nos queda ese último aliento que marca la diferencia.
No es tan fácil como quitarle la pila al reloj para congelarlo, hay que agarrarlo y destrozarlo, es nuestra vida y el tiempo de hacer lo que queramos pero para cuando lo hallemos agotado y miremos todo el recorrido hecho solo pensaremos en que no ha sido suficientemente bueno para agotar toda nuestra existencia por ello.
Nuestro problema es el "quiero y no puedo" el querer hacerlo y no poder realizarlo.
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