lunes, 5 de octubre de 2015
#09
Como nos gusta recordar el valor de haber cerrado la puerta, como si de un héroe se tratase, pero sabes que nunca se cierra, siempre pasa esa corriente de aire que hace ese ruido tan molesto que odiamos, el ligero susurro de tus pensamientos pasando por esa minúscula rendija.
Quizás hayas cerrado la puerta, pero has dejado la ventana abierta, ¿por donde crees que se cuelan los monstruos si no? La verdad podrás salir corriendo, puedes huir y alejarte de todo el resentimiento hasta que te des cuenta de que has entrado por esa ventana, que esa no era tu casa y que eres tú ese monstruo que tanto temías que estuviese debajo de la cama.
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